De Foucault, el poder, sus relaciones y articulaciones en el desarrollo de las sociedades II

Pajaros L.Orlando

Por Amparo A. Machí

Si en épocas pasadas era el vasallaje, la religión y las normas o códigos sociales estrictos, y, tras las diversas revoluciones culturales y socioeconómicas que cambiaron el mundo, fueron sustituidos por la disciplinariedad y educación lo que primaba en la consecución del poder, hoy han ido perdiendo relevancia como método por los cambios en la estructura de los valores en las sociedades del último siglo. Las guerras y conflictos, así como las nuevas formas culturales de entender la vida, la aparición de nuevos medios de comunicación, la apertura hacia las democracias y las libertades conseguidas han dado pie a que el poder también se metamorfosee, tomando varias formas que no excluyen las clásicas, pero agregan otras más sutiles y desarrolladas, más propias de los tiempos.

Una de ellas es la ingeniería social, que hace circular ese poder a través de diversas herrramientas, como son los medios de comunicación sociales y otras vías menos obvias. Aunque la disciplinariedad todavía ocupa un lugar relevante en algunas instituciones, pero en menor medida y, sobre todo, se ha hecho todavía más relevante la vigilancia, como soporte del control de las sociedades. En este sentido, ha tenido especial importancia el desarrollo tecnológico y el desarrollo de los nuevos medios como internet y otros, donde todos los datos son recogidos por agencias de inteligencia que nos vigilan sin que muchas veces seamos conscientes.

Si se establecen las relaciones correctas a través de estas nuevas herramientas, se consigue que sean los propios individuos los que se autoapliquen las normas y se vigilen entre ellos para que nadie se salga de lo esperable (el Panóptico que llamaba Foucault). Pero estas normas, por supuesto, no están siempre al servicio de un bien común. El poder se ha ido fragmentando en diversos colectivos de intereses que no son los mismos ni responden a un solo fin. ¿Significa esto que sea algo indeseable? No en sí mismas, puesto que se protegen valores distintos en una sociedad que no es heterogénea ni tampoco se pretende que lo sea. Pero es un arma de doble filo y a las élites les conviene que así sea, porque serán los intereses particulares de los colectivos los que se utilizarán para manipular otros intereses que están por encima y que son menos visibles y más dañinos.

Tenemos así los conflictos particulares de regiones, colectivos o pueblos utilizados como arma para crear guerras ficticias basadas en falacias con fines de lucro o conquista de poder económico-político. Lo vemos constantemente. Ejemplos claros son los conflictos en Oriente medio: el ejército del DAESH, el conflicto palestino-israelí, Siria… etc..

El éxito de que ese tipo de poder funcione es que se escalona de forma piramidal. Los intereses primarios escapan de nuestro conocimiento y tienen que ver con los intereses de unos pocos que son los artífices de los procesos. En el siguiente escalón no se tiene conocimiento del verdadero propósito del escalón anterior, y así va bajando hasta llegar a la base, donde los motivos son completamente distintos y ajenos a los verdaderos propósitos iniciales.

Pero para ello hay que cambiar paradigmas y esto no se hace desde la base, sino desde la cúspide, con la ingeniería social. Bien, ¿cómo funciona esto? ¿cómo se consigue el cambio de paradigmas? A través de fomentar corrientes de pensamiento, ideologías y creencias que favorezcan determinados tipos de actuaciones entre la sociedad, para conseguir fines que protejan, en última instancia, los intereses de las élites que manejan los hilos.

Con el fracaso de los socialismos, es el neoliberalismo y la globalización de las últimas décadas la base de todo movimiento de poder en este sentido. Estas herramientas sutiles se hacen efectivas a traves de las instituciones mundiales, el sistema político, los medios de comunicación sociales, corruptelas, creación de guerras, narcotráfico, etc… Sin embargo, el sistema capitalista también está en crisis. Todos los grandes sistemas económicos han llegado al colapso.

Nuevo Orden Mundial

Cuando se habla del nuevo orden mundial, de conspiraciones o de estrategias para resolver «problemas» que obstaculizan los intereses de las élites, muchas personas piensan que son fantasías. Estas conspiraciones no parecen tener cabida en la mentalidad de las personas, cuando ellas mismas son marionetas sin saberlo. Casi todos los sucesos que ocurren en el mundo son en realidad sutiles maniobras que van penetrando en las sociedades y ejerciendo su labor de control y cambio para defender unos intereses determinados que varían según el grupo que lo aplique.

Pero, afortunadamente, el poder no solo está en esos grupos ni tampoco es algo negativo por sí mismo. Siguiendo a Foucault, este poder se ejerce también en todos los niveles, siendo el más relevante el de las élites, que, por ser un grupo con más medios y recursos, tienen mayor alcance, pero el poder y control se da en todas las esferas y niveles sociales, siendo en algunos casos positivo y en otros terriblemente negativo. Es decir, el poder como tal se diluye dentro de las sociedades entre juegos de adaptación y resistencia que las élites quieren controlar a través de mecanismos que se van fraguando con la aparición de los nuevos intereses sociales dirigidos por las ideologías o creencias.

En este sentido, las nuevas tecnologías de hoy ocupan un importante papel en ese juego de poder e intereses y sustituyen a la disciplinaridad de antaño que postulaba Foucault. La vigilancia y los servicios de espionaje social son hoy las herramientas que se utilizan para el control en un mundo donde lo privado se ha ido convirtiendo en público con la aceptación y el beneplácito de todas las sociedades. Gracias al espionaje y la vigilancia nos hemos enterado de los tejemanejes de las élites. Hoy estamos más informados que nunca, pero también la desinformación y la falsa información como contrapartida, puede generar caos y peligros sociales.

También hay que contar con que siempre que se ejerce un poder, surge a su vez una resistencia que se manifiesta de distintas formas. Es una cuestión de fuerzas que se ven compensadas en esa lucha que suele ser desigual. Es decir, el poder, el interés particular de una élite y su éxito dependerá de sus influencias y relaciones con todas esas «herramientas» a su servicio. Por tanto no tienen el poder absoluto, sino que siempre puede ser modificado por la sociedad y sus relaciones. Esto proporciona cierta esperanza, y ya hay corrientes y movimientos en el mundo que van encaminados a un nuevo paradigma más humanista, que contemple desde otras perspectivas las relaciones humanas y el desarrollo de las sociedades, siempre que consiga vencer resistencias. Se trata de un nuevo desarrollo del pensamiento y de los valores que se revela como fundamental para el futuro de la Humanidad frente a las amenazas reales que planean en el mundo, especialmente en Europa. ¿Qué fuerzas o intereses se impondrán? Lo cierto es que no lo sabemos, estamos en una época de confusión y cambios que se harán efectivos tarde o temprano, pero de los que no conocemos sus alcances todavía.

Primera parte:

Author: Amparo A Machi

Escritora y poeta valenciana. Librepensadora de espíritu autodidacta. Filósofa por vocación. Realicé estudios de Filólogía hispánica. También soy Grafóloga y Perito calígrafo. He recibido diferentes premios y reconocimientos nacionales e internacionales en mi carrera (Premio Nósside, Voces nuevas, de edit Torremozas... etc). Obra: Cuentos neuróticos (relatos), Filoversando en Nod (poesía) y Metamorfosis (miscelánea). Fundadora de Proyecto Metamorfosis. Miembro de varias asociaciones culturales y sociales.