Detalles mínimos

                          -Filosofía de los detalles-

  “Sé cuidadoso con los detalles, no los desprecies por muy insignificantesque parezcan y por mucho que pasen desapercibidos ante los demás.

Respétalos y respétate; respeta lo que tú ves y lo que tú sabes que debes hacer;

respeta las cosas escondidas en los rincones del tiempo o del espacio, pues ellas son

 el soporte invisible de las grandes cosas”.

Delia Steinberg Guzmán, Filósofa.

                

  Por Manuel Pascual                                 

     Encontré este texto en un foro titulado Filosofía para vivir porque me interesaba este tema. Y buceando por Internet di con el libro de Manuel Cruz, filósofo y político español que ejerció como presidente del Senado entre mayo y diciembre de 2019, El ojo de halcón -Cuando la filosofía habita en los detalles- (2017), lo adquirí, lo leí y tomé nota de algún asunto que me interesaba. En su NOTA PREVIA nos aclara que el ojo de halcón es el nombre de una tecnología cuyo uso se ha generalizado en los grandes torneos de tenis para dilucidar con total exactitud aquello que al ojo humano se le escapa, esto es, si la bola del tenista (lanzada por algunos en su saque a más de 200 kilómetros por hora) llegó a rozar, aunque fuera en  una parte mínima de su superficie, las líneas que delimitan la pista de juego.     

        Continua el autor diciendo, que tal vez esta tecnología o , mejor dicho, el tipo de mirada sobre lo real que tiene el halcón, constituya una buena metáfora de la forma en la que el filósofo escudriña lo que le importa, el mundo que le rodea. Por lo tanto,  el menester de este ojo de halcón aludido en el título consistiría en percibir desde arriba con nitidez, en reparar en el detalle en apariencia menor, pero cargado de significado. 

        Manuel Cruz echa mano de esta metodología de enfoque para interpretar situaciones de la vida cotidiana, de nuestra situación de seres humanos, de las dinámicas sociales, de los avatares políticos y de la lectura de los sucesos públicos, el periodismo y las redes sociales, siempre con un ojo puesto en el caso particular y otro en una escala más amplia: la cultura, la historia y la experiencia vital.

         Divide su libro en dos grandes apartados: primera parte, FILOSOFIA y segunda parte, POLITICA. Y el resultado de todo su análisis es un personal retrato de la sociedad española y del mundo contemporáneo que no se apega a lo que se da por obvio, por sabido, ni a lo que dicta el sentido común, sino que se atreve a repensar los cánones, las normas y los paradigmas establecidos. Es un libro curioso por sus contenidos y por la originalidad de su tema principal y me ha suscitado la siguiente reflexión.

         La realidad actual está llena de informaciones de todo tipo y hay que ser capaces de detectar qué son los “detalles mínimos”. El diccionario de la lengua española define “detalle” como rasgo de cortesía, amabilidad, afecto, cariño, delicadeza, finura etc., En estos momentos lo considero como el subsuelo sobre el que se debe construir el  edificio de una sociedad sana, saludable, democrática, igualitaria, libre respetuosa y responsable y creo que necesitamos recuperar, reactualizar y practicar ciertos detalles otrora muy valorados  que actualmente con tantas vorágines políticas y sociales han perdido actualidad y se consideran caducos.  

          Mi filosofía de “mínimos”, incluiría aquello que considero importante, imprescindible y esencial para mejorar nuestras relaciones humanas y sociales. Necesitamos “aproximarnos” y buscar puntos de encuentro cuando haya disparidad de opiniones, necesitamos tenernos en cuenta los unos a los otros, ser amables, vernos más humanos e iguales, parar el tiempo y sentarnos a hablar, escucharnos, mirarnos a los ojos sin bajar la mirada, abrazarnos, acabar con el falso postureo, evitar el lenguaje ofensivo, pedir disculpas y perdonar, reconocer y aceptar que siendo diferentes podemos respetarnos, regalar besos y abrazos a quienes amamos de verdad, evitar los insultos, no rebajar a nadie bajo ningún concepto y muchos más, pero sobre todo dialogar. Para Platón el dialogo constituía la herramienta más adecuada para hacer avanzar el conocimiento hacia la unidad y resulta de utilidad recordarlo en estos tiempos en los que con tanta frecuencia se confunde el diálogo con negociación o, peor todavía, con transacción.            

          Pienso que actualmente en nuestra sociedad  estamos tan individualizados y vamos tanto  “a lo propio” y “a lo mío” que el concepto “convivencia” se está reemplazando por  el de “conveniencia” y  que lo que se encuentra en juego no son solo los intereses particulares sino las ideas y las opiniones de cada cual. 

       Decía Manuel Cruz que desde las alturas, el halcón es capaz de captar los pequeños detalles y percibirlos con asombrosa nitidez, mientras que “a ras de tierra” no posee más agudeza visual que muchos animales. Mi filosofía de los detalles no es de tan altos vuelos, como la de Manuel Cruz. La mía, sin ser un mirón, me hace volar a ras de tierra y mi agudeza visual me permite ver y captar la realidad social y política “a mi manera” acercando mi mirada a lo que veo, siento e interpreto intentado poner remedio, en la medida de mis posibilidades, a estos “detalles de mínimos” cuya ausencia causan  deterioro social y malestar psico-físico a quienes la sufren. 

         Recuperar la dimensión práctica y experiencial de dichos “detalles de mínimos” en el devenir de la vida humana, en  la elaboración  de nuestro propio plan de vida, valorándolos, teniéndolos en cuenta y ateniéndonos a  sus exigencias sería, sin duda,  el mejor detalle  pues como dijo Delia Steinberg., (1943-2023) “las modas pasan; los momentos difíciles se superan, y en última instancia las páginas de la historia se llenan con aquellos elementos que logran sobrevivir”.  Todo un reto.

Author: Manuel Pascual

Manuel Pascual Berenguer. Ldo. Filosofía y Ciencias de la Educación por la U:N:E:D. Ha sido profesor de Ética y Filosofía en Secundaria y Bachillerato.