Restaurar la actividad filosófica

   Por Manuel Pascual

“Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo”         (Eclesiastés 3,1ss)

Todo tiene su tiempo, como dice el Eclesiastés. Seguramente son muchos los tiempos que hemos vivido y muy distintos. Nadie puede obviar la cantidad tan variada de experiencias de todo signo y color que configuran nuestro ir y venir por los caminos que se cruzan en nuestras vidas. Sin  embargo haría falta saber si hemos dedicado algún tiempo a la actividad del filosofar. Quizás no lo hayamos hecho por miedo, ignorancia o porque hayamos creído que esa tarea solo incumbe a profesionales de la enseñanza. Y no es así. Para recorrer el atractivo camino que te ofrece la Filosofía no necesitas ostentar ningún título ni haber cursado estudios específicos. Solo requiere de ciudadanos activos, críticos y analíticos, capaces de pensar por sí mismos y de hurgar a fondo las ideologías y temores que gobiernan el mundo.

La actividad filosófica es siempre una invitación a pensar y a iniciarse en la práctica del autoconocimiento y la investigación, lo cual  implica recorrer, por ejemplo, estos siete movimientos que el  filosofo  Francesc Torralba en su libro La Filosofía cura , nos recomienda: sosegarse, que requiere la contemplación y la paz interior; asombrarse, que es la experiencia primordial que activa el filosofar, pues la filosofía nace con la novedad, con la admiración y está destinada a admirarse del mundo; indagar, como expresión de la curiosidad humana que responde al deseo de saber, el anhelo de conocer lo que se ignora; dialogar, con uno mismo y con los demás; criticar, como arte de discernir, de separar lo esencial de lo accidental; decidir, que es elegir entre esto o aquello, abrirse paso en la disyuntiva y asumir las consecuencias positivas o negativas de los actos; transformar o modificar el modo de vivir y de ver el mundo con el fin de mejorar la calidad de la existencia de los seres humanos.

Tomando como referencia el tercer capítulo del Eclesiastés, en esto puede consistir actualmente “nuestro momento”: en atreverse a filosofar, en restaurar la Filosofía en el seno de la vida cotidiana, en la plaza pública, en el café, en las redes virtuales, colaborando en proyecto metamorfosis, en propiciar el  diálogo y el encuentro filosófico más allá de los recintos académicos, donde quiera que haya ciudadanos libres y responsables, preocupados por su futuro y el de la humanidad. Pues, como dicen Emilio Lledó y Manuel Cruz, en un librito que aconsejo leer Pensar es conversar,” cuando las ideas se observan desde diferentes perspectivas, se llega a nuevas conclusiones, y con ello la vida avanza”.

Resultará, pues, esencial para cualquier aspirante a filósofo restaurar la actividad filosófica o por lo menos recuperar el ejercicio del filosofar. El libro del Eclesiastés, por ejemplo, no deja de ser una verdadera meditación filosófica sobre la vida del hombre y sus vanidades y puede poner a prueba nuestra capacidad filosófica en clave de reflexión.

Author: Manuel Pascual

Manuel Pascual Berenguer. Ldo. Filosofía y Ciencias de la Educación por la U:N:E:D. Ha sido profesor de Ética y Filosofía en Secundaria y Bachillerato.