¿HABLAMOS DE ESTOICISMO?

Por Alberto Soler Montagud

Cuando aludimos coloquialmente a “soportar estoicamente” una
situación, es como si hiciéramos referencia a la pasiva y sólida
fortaleza de las rocas que aguantan las embestidas del mar bravío
que arremete contra ellas.
Contemplamos el estoicismo como una mezcolanza entre la valentía
y la resignación con la que muchas mañanas hacemos el esfuerzo de
dar un paso para avanzar en pos del nuevo día que nos aguarda con
sus glorias y también con sus miserias, todo ello sin dejar de ser
conscientes de nuestras limitaciones al afrontar las vicisitudes con
que la cotidianidad nos sorprende.
Sin embargo, y dese una perspectiva filosófica, quisiera invitaros a la
reflexión de que el estoicismo no consiste sólo en “soportar” sino
vivir aprovechando al máximo nuestras posibilidades, siendo
capaces de sacar fuerza de nuestra debilidad, y hacerlo incluso con
ilusión.
La adversidad, los contratiempos, el infortunio, son momentos de
nuestra existencia en que los que por supervivencia necesitamos
mantener operativas nuestras mejores habilidades para salir airosos
ante el permanente desafío de la vida.
Podríamos definir a la adversidad como una circunstancia que,
además de abocarnos al dolor o a la pena, no impide que aceptemos
el reto de avanzar y encontrar un sentido al día a día. La adversidad
puede animarnos a exhibir la valentía que mantenemos oculta en el
letargo en que nos sume la inacción. Tanto que, aun a pesar de
nuestro bajo ánimo, podamos ser obsequiosos con nosotros y
quienes nos necesiten.
La adversidad puede concedernos la oportunidad de ejercer nuestro
derecho a ser felices y descubrir nuestros recursos más valiosos.
¿Por qué entonces tendemos a procastinar nuestras obligaciones y a
sucumbir cuando el infortunio toma el timón de nuestro devenir?
Sucede muchas veces que tras sufrir un percance y decir «soy un
desdichado» no hacemos otra cosa más que equivocarnos. Sería mas
productivo que fuéramos capaces de expresar algo parecido a «me
siento feliz porque, a pesar de lo que me ha sucedido, he conseguido
enfrentarme al dolor sin sentir tanta ansiedad por el porvenir como
en otras situaciones me sucedía».

¿Por qué no aprovechar los reveses del destino para obtener rédito y
enseñanza incluso de las desgracias?
En cierto modo, la virtud estoica es una cualidad del espíritu que nos
permite afrontar con fortaleza los contratiempos; con fortaleza y sin
dejarnos tirados en el intento. El estoicismo, como corriente
filosófica, nos permite entender la adversidad, vivirla, hablarle de tú
a tú, aceptarla sin dramatizaciones, y reconociéndole la capacidad de
producirnos dolor, pero no más del que implícitamente está dotada
para infligirnos. En la medida que seamos capaces de vivir así los
contratiempos, estos se convertirán en lecciones que nos
fortalecerán en nuestro ánimo.
Por ello, aunque el estoicismo se relacione con la serenidad y el
equilibrio ante las dificultades, es posible encontrar en sus filosofía
un elemento pedagógico que desarrolle las habilidades necesarias
para reaccionar ante el infortunio.
Cuando escuchamos coloquialmente que alguien se toma las cosas
«con filosofía», en cierto modo queremos decir que está afrontando
la vida desde la perspectiva estoica, una escuela filosófica que cuenta
con varios recursos para hacer que la vida sea más llevadera cuando
surgen los momentos difíciles.
Podríamos rubricar esta reflexión definiendo la corriente estoica
como la capacidad de conservar la calma en medio del caos, con la
consecuencia positiva de poder sobrevivir a él.

Author: Alberto Soler Montagud

Médico especialista en Pediatría que en una segunda etapa profesional se decantó por la Salud Mental, especialidad que ejerce desde hace varios años. Miembro extraordinario de la Sociedad de Psiquiatría de la Comunidad Valenciana. Escritor y poeta con varios libros publicados (narrativa, relatos cortos, poesía). Recibió el “Premio Fénix Internacional” 2018 por su trayectoria y aporte a la construcción de la identidad cultural en Movimiento Siglo XXI. Colabora como articulista de prensa en Nueva Tribuna – Público – Levante EMV. Colaborador radiofónico ocasional en tertulia cultural. Aunque se considera un diletante en la música y la pintura, tiene algunas canciones compuestas y ha hecho exposiciones de obra gráfica.