Acerca de cómo nos construye la filosfía (I)

Nadie porque sea joven vacile en filosofar

ni el viejo se canse de filosofar. No se es demasiado joven

o demasiado viejo para la salvación del alma.

Quien dice que aún no le ha llegado

la hora de filosofar,

o que ya no está en edad de hacerlo,

es parecido a quien dice que

la felicidad no le ha llegado aún,

o que ya se le ha pasado la edad para que llegue. (Epicuro)

La vida examinada es la única que merece ser vivida” (Sócrates)

Cuando una persona se examina de algo siempre lo hace ante alguien, excepto cuando se examina a sí mismo. Examinarse uno a sí mismo implica hacerse preguntas y darse respuestas. Es una actividad racional introspectiva, es como girar los ojos hacia dentro y escrutar en el interior. Conocerse a sí mismo es el primer ejercicio intelectual que demanda la filosofía. Ya lo dijo Sócrates. El auto-conocimiento garantiza la paz interior, la armonía consigo mismo y la felicidad individual si de dicha actividad deviene la aceptación de uno mismo.

Nos hemos de acostumbrar a pensar. Pensar equivale a recapacitar, a aprender a frenar nuestros impulsos y a medir el alcance de nuestras decisiones. Tener la cabeza bien amueblada, como se dice vulgarmente, es sinónimo de ser una persona cabal, equilibrada,tranquila,prudente, sosegada e inteligente. Las personas que tienen bien amueblada sus cabezas son reflexivas, no pierden los estribos y no se toman los cafés quemando. Saben esperar el momento justo para intervenir y no producen tensión en sus entornos. Pensar exige también realizar ejercicios mentales. Del mismo modo que cultivamos nuestro cuerpo prestándole las debidas atenciones, es decir, lo alimentamos bien, lo aseamos, lo higienizamos y lo mimamos, también debemos de dedicar tiempo a aplicar algunas estrategias al progreso y disfrute de nuestra mente. Es muy importante elegir libros que inviten a pensar. Existen unos determinados libros que nos pueden ayudar en esta tarea.

Cito, por ejemplo, Más Platón y menos Prozac, libro del que un periodista dice:“Cuando al paciente le falla todo: la religión, la psicología, la medicina, ya solo le queda la filosofía, que estaba ahí desde el principio. Y es que conviene no olvidar que, antes de convertirse en metafísica, la filosofía fue simplemente la ciencia de la vida”.

Toda existencia humana tiene que poseer una meta-existencia, es decir, una reflexión sobre la propia existencia. Valen aquí los temas clásicos de la filosofía: por qué existimos, qué sentido tienen la vida y la muerte, la libertad y el destino y otros interrogantes que llevamos en las mochilas, amontonados y revueltos. Ante ellos no podemos pasar de largo como cuando observamos de lejos un paisaje y al girar la cara olvidamos lo que hemos visto. A estos debemos darles la cara y enfrentarnos. Nos va en ello nuestra propia realización personal y nuestra salud mental Tal vez nos sintamos incapaces e insuficientes para abordar respuestas convincentes a estos interrogantes pero hemos de hacer el esfuerzo de barrer los prejuicios que nos lo impiden y atrevernos. Sólo así nos sentiremos filósofos. Es, por ahora, una invitación a pensar algo serio. Comencemos.

 

Author: Manuel Pascual

Manuel Pascual Berenguer. Ldo. Filosofía y Ciencias de la Educación por la U:N:E:D. Ha sido profesor de Ética y Filosofía en Secundaria y Bachillerato.