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por Emi Zanón
<<…He querido hundirme – en la vasta alma universal – para convencerme de que nada es extraño a mi yo>>. El Canto Errante de Rubén Darío.
Los científicos para poder describir el estado primigenio del Universo han enfocado todos sus esfuerzos hacia el estudio del mundo subatómico, pasando del Universo en su conjunto o macrocosmos al mundo microscópico de las partículas elementales, o microcosmos.
Uno de los avances más notables en la física de nuestros días es que las partículas elementales tienen propiedades de partícula y de onda al mismo tiempo. La llamada mecánica cuántica está basada en esta dualidad que implica profundas repercusiones físicas y, mucho más allá, filosóficas y ontológicas al contemplar el mundo subatómico no como un conjunto de piezas sino como una red de relaciones. Todos somos UNO a un nivel muy ínfimo, imperceptible a nuestros ojos físicos limitados y racionales. No hay separación como han venido diciendo los grandes Maestros de la Antigüedad, y filósofos y alquimistas como Paracelso o, el más entusiasta cruzado de la modernidad, fray Benito Feijoo -quizá el primer español que tuvo un microscopio- quien consideraba el microcosmos del hombre como el ejemplo más ilustre de reducción de lo máximo a lo mínimo, del macrocosmos al microcosmos.
Estos avances nos han conducido hacia la ciencia del futuro que ha empezado a dar sus primeros y satisfactorios primeros pasos en este incipiente Siglo XXI: la nanociencia, la nanotecnología y los nanomateriales y nanopartículas, que nos llevarán hacia una auténtica revolución no solo industrial sino personal y social, pues darán respuesta a un gran número de problemas y necesidades de nuestra sociedad actual. Uno de ellos, y el que más requiere nuestra atención urgente, el gran problema de la contaminación de nuestros suelos, mares, ríos y el aire que respiramos.
En la actualidad el estudio de las nanopartículas es un área de intensa investigación, y los experimentos llevados a cabo, hasta el momento, en distintas partes del Planeta con diversos tipos de nanopartículas y nanomateriales han dado muy buenos resultados y se ha comprobado su alto potencial para restaurar la contaminación en general, generada en el pasado Siglo por nuestra inconsciencia e intereses privados.
Esta noticia es, sin duda, lo más prometedor en nuestro Siglo XXI para avanzar e innovar de forma responsable y sostenible, y poder legar un Planeta saludable a las generaciones futuras, aunque también, como ocurre siempre que damos un salto cualitativo/cuantitativo surgen las preguntas de rigor: ¿Tendrán las nanopartículas consecuencias imprevistas? ¿Son inofensivas? Afortunadamente, vamos aprendiendo de nuestros errores y los científicos del Siglo XXI estudian ya desde el principio los posibles efectos nocivos.
No obstante, esta esperanzadora mirada hacia nuestro futuro deberá ir acompañada de un fuerte compromiso a nivel individual de respetar, por encima de todo, cada gota de agua, cada grano de arena, cada brisa de aire, cada manifestación de Vida. En definitiva: responsabilizarnos de todo cuanto hagamos. Todo ello, como una expresión de Amor compasivo y de una consciencia social que va más allá de uno mismo para abarcar la totalidad. No olvidemos que somos y formamos un gran TODO.
“Conócete a ti mismo y conocerás el Universo”
Emi Zanón
Escritora y Comunicadora de la Nueva Consciencia
www.emizanon.galeon.com